miércoles, 19 de agosto de 2009

Nuestro amigo Oscar


Cuando la naturaleza se impone.

El Karakorum es una de las cordilleras más salvajes y aisladas del planeta, donde la meteorología y la dificultad es determinante. Es la zona donde se sitúa el mítico K2, el Broad Peak, el G2 y el G1, cuatro de los 14 principales ochomiles, y algunos kilómetros más arriba de la última ciudad habitada (Askole), están los Latok, montañas de 7.000 metros que se alzan al cielo como castillos inexpugnables.
La cordada formada por Alvaro y Oscar estaba realizando una ascensión de alto nivel, que muchas otras cordadas habían intentado hacer sin conseguirlo y para la que estaban preparados. Hay que pensar que es un país en el que el tiempo no discurre a la misma velocidad que aquí, ya que tiene situaciones y momentos muy delicados que complican cualquier tipo de gestión.

Alvaro hizo lo más adecuado y lo único que podía darle alguna posibilidad a Oscar, que fue bajar y dejarle a él todas las provisiones. Y que nadie piense que su bajada fue fácil o exenta de riesgo. El montaje del rescate, las labores diplomáticas y la actuación de su club coordinando todo, fueron meritorias en todos sus actores.
Varios factores hacian determinante conseguirlo o no. Primero: la climatología que falló y se adelantó el mal tiempo. Segundo: el alto nivel de dificultad de la vía exige escaladores muy expertos y experimentados. Los que estaban en la zona estaban agotados y la falta de aclimatación de los rescatadores españoles, que hubiesen necesitado una semana más para subir en condiciones de eficacia y seguridad para ellos mismos y para poder hacer un rescate, les restaba posibilidades. Si todo hubiese estado a favor hubiesen necesitado dos o tres días más, en las previsiones más optimistas, para asegurar el rescate.

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